EL ARADO
El arado no tiene cobijo que lo guarde
Fue espada penetrante fue pincel de diseños
enmarcó las ciudades de Roma y de los sueños
y pintó en la mirada los surcos de la tarde
Oxidada en olvidos, su reja, sin alarde
sus hierros están sucios, sus estevas son leños
Saturadas sus huellas que ayer fueron empeños
dejamos que se muera cual si fuera un cobarde
Su brillo en la memoria es un foco muy largo
donde rayas muy rectas multiplican medida
y van dejando en surcos transcrita la belleza
Porque somos nosotros la faz de su letargo
pagamos con la muerte los regalos de vida
somos la mano dura de la naturaleza.
©Julie Sopetrán
Gracias amigo. Mi abrazo siempre.
Reblogueó esto en Site Title.
thank you 🙂 i love yours too 🙂
Thanks very much. I love your blog…
great write 🙂
Muchas gracias Cristina, es cierto lo que dices. Un beso.
Muchas veces aramos el futuro pisoteando las senda que dejo el arado en el pasado… hermoso poema, amiga.
Gracias Joaquín. n abrazo.
Precioso poema con su dureza de destino para el arado incluida.
Un Abrazo 🙂 .
Gracias Leyla, agradezco mucho tu lectura. Besos.
que hermosas tus letras, Julie
As pessoas precisam conhecer seus textos! 🙂
Muchas gracias Sor Cecilia. Así es, hoy muchos jóvenes no se paran a apreciar aquellos trabajos, incluso el rico vocabulario se ha perdido…
Pero queramos o no, dependemos de la maltratada madre tierra. Sin remedio habrá que volver a ella. Un beso, amiga.
Hermoso soneto Julie, el hombre quiere alcanzar hacer el trabajo máximo sin esfuerzo. Recuerdo los arados y esas mulas, que ya quedan pocas y el sabor de tierra sana regala con el sudor. El hombre se ha aliadado en una cruzada destructiva de quien le da el pan, la tierra y de él sale esa dureza al maltratarla.
Un beso amiga.
Gracias por concederme el premio. Lo aprecio mucho. Muchas gracias.
Muchas gracias por adentrarse a leer mi blog, me alegra saber que le gusta. Muy agradecida. Un abrazo.
Gracias Rosa, agradezco mucho tu lectura. Un fuerte abrazo.
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Maravilloso homenaje el que haces a una herramienta que fue imprescindible para nuestros ancestros.
Besos y abrazos.
Gracias Stella, si, ya no es lo mismo, las besanas, los surcos no sonríen igual. El artefacto que cultiva es un monstruo y lo sensible muere sin la caricia de nuestras manos. En la la sensibilidad de la cultura no podemos olvidarnos de la tierra, ahora agonizante. Gracias. Un abrazo.
Gracias Santimog, es muy cierto lo que dices, animales ya casi desaparecidos, esas mulas amigas de la infancia que arrastran todavía nuestros recuerdos… Un abrazo y muchas gracias por pasar a leer mi poesía.
Poca memoria a esos seres animales que sudaron sus lomos tirando arados. Los que sangran con tabarros y sudor. Silenciosos escuchan en su andar, hasta los pensamientos su «amo» amigo, en las madrugadas aún oscuras. Excelente.
Siento tu mensaje, se esta dejando de arar y de sembrar..en todos los sentidos..
Lamentable.
Un abrazo y hasta pronto.
Hola Guiomar, muchas gracias por tu hondo comentario. Te diré que echo de menos aquellos surcos que, hacían los arados romanos, como una pluma, que escribía la vida en la tierra, pausadamente, sin prisa y sin pausa, tan pisando los terrones, incluso escuchando los silbos o las canciones labriegas… El sudor, la dureza y la callosidad de las manos… El enorme esfuerzo en la cosecha. Sí, todo ha cambiado, y queda olvidada en un rincón esa reja oxidada… Surcos de refugiados buscando una tierra próspera ¿para labrar? ¿Con qué arados? Cuántas preguntas…
Gracias kpor leer entre líneas. Un beso.
Tu soneto perfecto y bello como siempre. El arado es una imagen de como en la vida vamos dejando las huellas sobre la tierra. Nuestro surco. El antiguo arado, los conozco, exigían un esfuerzo humano. Tal vez hora con las maquinas sea más fácil arar la tierra? Así nos parece, exige menos esfuerzo pero los surcos, las huellas son mas hondas dañan más. La vida cambia poco y se repite en surcos. No aprendemos nada y seguimos y seguimos los hombres cada vez con máquinas más potentes…el caso que me estoy liando, pero estoy viendo en. Telediario imágenes, surcos que se repiten y me dan ganas de llorar. Un nuevo muro y los caminos cortados. No sé porqué la imagen de tu arado y sus surcos me llevan a las hileras de refugiados a esa situación que una vez más en Europa nos nubla la vista…
Gracias por leerme María. Te lo agradezco mucho y te mando mi abrazo más fuerte.
Muchas gracias Ernesto, tus palabras me confortan. Un besoabrazo.
Hermosísimo soneto, Julie. El motivo del mismo es profundo, porque ese arado sobre la tierra por sembrar es no otra cosa que la vida misma.
Lo he gozado mucho. Abrazobeso grande.
Sí, querida Julie, lo somos y en algunos momentos, demasiado dura.
Mil besos que te recuerdan.
Gracias a ti Isabel, que conoces y comprendes el mundo campesino. Un beso y mi cariño.
El arado para ocho surcos y un tractor que no cabe en la carretera, prensa el suelo. El arado de tu padre, lo surcaba con su mula, acariciando la tierra de su sangre.
EL soneto tiene el alma, el son y tu arte.
Con todo mi cariño, gracias Julie.
Gracias Marinel, sí, todavía conservo el viejo arado de mi padre, y estoy de acuerdo con tus palabras. Besos.
La naturaleza se aferra a su libertad mientras nosotros no hacemos sino tratar de impedírselo sin percibir que su sufrimiento se proyecta en nosotros…
Somos así de rudos.
Besos, poetisa