EN ESA PAUSA BREVE…
Me entregan tus silencios el fulgor de las ondas
es un sonido dulce que se hospeda en las hojas
del chopo solitario. O el azar que deshojas
en la luz del ocaso: partículas redondas
que escalan el suspiro por todo lo que ahondas.
Y me llega el aliento de aquello que despojas:
una luz que se tiñe de nubes pelirrojas
y son igual que un beso que grita aunque lo escondas.
La suavidad del aire dulcifica la ausencia
y los deseos vuelan al nido solitario
para crear el sueño que aviva la memoria
haberte retenido cual divina presencia
es instante gozoso como un don literario
que se queda en el alma para afirmar su historia.
©Julie Sopetrán