SUTILEZA
Necesito oler tus manos
en este espacio inmediato del movimiento
que es la expresión de los latidos
contraídos en ceros
poses musicales de nuestro tiempo
que es Amor cristalino en las secuencias…
Necesito oler tus números, entrelazarlos en el sueño
Sumar el ocho con el once
Añadir nueve al diez
no dejar que aparezca el cinco, ni el seis
porque no los nombraste
en tu celebración de plenilunio…
Necesito oler tus palabras y dejarlas que crezcan en mi boca
hasta sumar cuarenta y uno y restar treinta y ocho
a los desasosiegos
y no saber por qué se multiplican los litros de tinta
para escribir asombros que parecen alarmas
y no, nunca queremos que sean espantos…
Necesito oler tu voz
como en un escenario de ópera
y ser y estar tocando tu palabra en la no distancia
de la onomatopeya que es silencio de coreografía
mimada por los dioses
y huelo, sí, huelo tu voz en mi oído
en el sigilo de nuestras flores líricas…
Necesito oler tu piel cuando escribes
cuando cuidas los árboles frutales
en el desasosiego de los brotes
que alteran la sangre del perfume
en esta sintonía de los bulbos que acarician las odas
entre los dos arco iris del aliento…
Si. Necesito olerte
como huele la lluvia la tierra sedienta de agua dulce
como huele la calma la música de fuente al amanecer
y no, nunca puede ser lesivo el encanto de nuestra primavera
porque en ella es fragancia el elogio
y sospecha el encanto…
Porque soy mujer exhalo el deseo de olerte
para sentir, percibir, eternizar nuestro ardor seminal:
La Poesía.
©Julie Sopetrán
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