LOS ESPEJOS DEL BARRO
Son lágrimas y es tormenta
No cesa de llover sobre los cuerpos
y no tengo casa con ventana que de al mar
para mirar el tiempo
Hoy mi aliento no exhala los suspiros entre la espuma de las olas
no hay rocas donde pueda romper los cristales del sueño
todo es una planicie recién segada
de interminables ecos
o descarga de universo compartido en relámpago
Entre los pies descalzos siento latir las ansias
de asirme a tu cintura
a tus dedos caricia, a tus labios licor o a tu saliva malva
que me imprima este dulzor amargo
que se parece al miedo
y me asusta el espejo
de la calle embarrada
donde bailo, bailo al son de ventiscas
sobre rastrojos rígidos
que me abren la piel de medianoche al agua
Libo el sabor del aire
la risa de la luz cuando se apaga
Si abejas son mis lágrimas, miel tus labios
me llega a la garganta tu clamor perfumado
alarido de sueños o de dioses
avalancha celeste sobre la tierra viva del encanto
Nuestros cuerpos son barro lamiendo un mar de lluvia
como un juego de espejos en tarde alborotada
diluvio entre distancias que truenan mar y tierra
Luces intermitentes me enlazan a tu boca
me ciñen a tu sexo, alarido en quimera de vivencia
que anega el sentimiento sin más nada
que este llanto de barro entre las piernas
sintiendo a Dios en trueno:
analogía
de los primeros brotes
de la rosa.
©Julie Sopetrán
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~ por Julie Sopetrán en 28 agosto, 2014.
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Etiquetas: dulzor amargo, el agua, el mar, la lluvia, la tormenta, los cuerpos, los espejos del barro, sabor del aire
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